Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos
el invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al Norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañemonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas , además, proscriben
la caricia (con excepciones
para determinadas zonas epidérmicas
_sin interés alguno_
en niños, perros y otros animales)
y el (no tocar, peligro de ignominia)
puede leerse en miles de miradas.
¿Adonde huir entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al odio.
Ángel Gónzalez
2 comentarios:
nice blog.. interesting!
Ángel González sempre é un acerto.
Noraboa polo blog, un descubrimentourensano.
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