sábado, 30 de octubre de 2010

Miguel Hernández, 100anos



El último y el primero:
rincón para el sol más grande,
sepultura de esta vida
donde tus ojos no caben.


Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.
Por el olivo lo quiero,
lo persigo por la calle,
se sume por los rincones
donde se sumen los árboles.

Se ahonda y hace más honda
la intensidad de mi sangre.

Los olivos moribundos
florecen en todo el aire
y los muchachos se quedan
cercanos y agonizantes.

Carne de mi movimiento,
huesos de ritmos mortales:
me muero por respirar
sobre vuestros ademanes.

Corazón que entre dos piedras
ansiosas de machacarte,
de tanto querer te ahogas
como un mar entre dos mares.
De tanto querer me ahogo,
y no me es posible ahogarme.

Beso que viene rodando
desde el principio del mundo
a mi boca por tus labios.
Beso que va a un porvenir,
boca como un doble astro
que entre los astros palpita
por tantos besos parados,
por tantas bocas cerradas
sin un beso solitario.

¿Qué hice para que pusieran
a mi vida tanta cárcel?

Tu pelo donde lo negro
ha sufrido las edades
de la negrura más firme,
y la más emocionante:
tu secular pelo negro
recorro hasta remontarme
a la negrura primera
de tus ojos y tus padres,
al rincón de pelo denso
donde relampagueaste.

Como un rincón solitario
allí el hombre brota y arde.

Ay, el rincón de tu vientre;
el callejón de tu carne:
el callejón sin salida
donde agonicé una tarde.

La pólvora y el amor
marchan sobre las ciudades
deslumbrando, removiendo
la población de la sangre.

El naranjo sabe a vida
y el olivo a tiempo sabe.
Y entre el clamor de los dos
mis pasiones se debaten.

El último y el primero:
rincón donde algún cadáver
siente el arrullo del mundo
de los amorosos cauces.

Siesta que ha entenebrecido
el sol de las humedades.

Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.

Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, nadie.



El último rincón

domingo, 24 de octubre de 2010

Outono

foto: Selina

sábado, 23 de octubre de 2010

Erat hora

foto: Anton Senkou Menlik (Antonina)

"Gracias, que sea lo que sea" Y se volvió
y, como se desvanece un rayo de Sol
sobre las flores suspendidas cuando el viento las mueve,
rápido se alejó de mi. No, sea lo que sea
una hora fue soleada y los dioses más altos
no pueden jactarse de mejor cosa
que haber visto esa hora mientras pasó.

Ezra  Weston Loomis Pound (EEUU 1885- 1972)


martes, 12 de octubre de 2010

Como se constrúe un muro de pormenores

foto: Selina
A partir de la soledad, él empieza de nuevo
como si fuera la última vez
que respirase,
y por lo tanto es ahora
cuando respira por primera vez
más allá del control
de lo singular.
Él está vivo, y por lo tanto no es
sino no lo que se ahoga en el insondable hueco
de su ojo,
y lo que ve
es todo lo que él no es: una ciudad
de lo indescifrable,
y por lo tanto, un lenguaje de piedras,
pues sabe que en el total de la vida
una piedra
dará cabida a otra piedra
para hacer un muro
y que todas esas piedras
formarán la monstruosa suma
de pormenores.
 Paul Auster, Desapariciones 1

lunes, 11 de octubre de 2010

Celebrando Mabon

 Celebramos a abundancia e agradecendo os froitos colleitados, loubamos á Nai

 Ofrecimos e bendecimos o pan de Mabon. Saboreamos o Amor, ingrediente básico.

 Compartimos 

 Danzamos a alegría de estar xuntas

 Aprendendo e nutríndonos

E prendimos o primeiro lume do ano

Feliz Mabon!

lunes, 4 de octubre de 2010

Greguerías 1


foto: Manolo Sendón

A  tinta é a suor da alma.
A lúa chea é a  aspirina para a resaca dunha noite de tormenta.
Un libro é a árbore que lle nace á experiencia.
Os remordimentos son as cóxega da conciencia.
Os tiros das armas son os vómitos dunha indixestión de odio

Pandemia


Hacía aproximadamente tres horas que Michel había  conseguido dormirse cuando el insistente sonido del teléfono lo arrebató del sueño.
-¿Si?
- ¿Michel?
- ¿Pero te das cuenta de la hora que es? ¡Por favor! Llevo días en el laboratorio sin pegar ojo.
- Perdona, pero es urgente que te levantes y pongas el canal 1.
Al otro lado del hilo telefónico la voz de Jane sonaba nerviosa y vehemente.
- Todas nuestras sospechas se están haciendo realidad, esto no es una broma, están decretando el estado de urgencia sanitaria mundial. Tengo dos billetes de avión para Madrid. Te espero en el aeropuerto de Newark en una hora.
“Todo estaba sucediendo a una velocidad de vértigo y de pronto todas las piezas encajaban: la redefinición de pandemia por parte de la OMS haciendo desaparecer el requisito de mortalidad, la obligatoriedad de sus decisiones, el caso Baxter en Checoslovaquia, sus últimas investigaciones… No era ciencia- ficción, el plan para aniquilar a la mayor parte de la población mundial se estaba llevando a cabo en un mar de confusión y desinformación. Huir o exponerse a la letal inyección, huir o acabar en un campo de concentración…”
Los pensamientos se agolpaban en la mente del científico mientras circulaba por Manhattan vía Holland Tunnel hacia la terminal internacional.
“Pero… ¿qué pasa?”
Al fondo del túnel un retén paraba a los coches exigiendo la documentación acreditativa o en su lugar la exhibición del brazalete que garantizaba el haber sido vacunado  para poder seguir adelante Michel veía aterrado como algunos bajaban de sus coches y acudían a varias ambulancias aparcadas en los arcenes, mientras otros eran obligados a la fuerza a introducirse en un camión.
“Demasiado tarde”, pensó. Paró el motor, salió del coche y arrastrándose alcanzó la entrada. Sonó el móvil, al otro lado Jane llorosa le daba el último adiós desde un camión en la autopista 95.